Sunday, June 03, 2007

Entrevista a GABRIELA PAIS

¿Qué es para usted la poesía?

Esta siempre resulta una pregunta difícil de responder y una pregunta que me hice y me sigo haciendo. Creo que la poesía encierra la más alta expresión de la creación y del conocimiento humano. Como Aristóteles creo que la poesía está por encima de la filosofía. Es un modo de conocer el mundo, un modo de decir allá hay algo, no sé qué es pero hay algo. Cada concepción de poesía encierra en sí misma un concepto de realidad y una búsqueda. El problema es que la poesía transita todas las manifestaciones artísticas, de manera que, tal como lo expresaron las corrientes postetructuralistas, hay que diferenciar la poesía del discurso poético. No siempre un texto que responde al discurso poético es poesía, ella tiene la propiedad de filtrarse en todas las expresiones humanas y cuando eso pasa seguramente diremos que estamos delante de una obra de arte.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

El tránsito que yo recorrí hacia la actividad literaria fue incierto, desconcertante y hasta equívoco. Vengo de una familia que no tenía, ni tiene ningún contacto con la lectura y menos aún con la escritura. Cuando era pequeña me regalaron un libro para mi cumpleaños “Alicia en el país de las maravillas” y ese libro me abrió un mundo fascinante del que no pude salir más. Siendo pequeña intuí que allí había algo más y lo leí miles de veces, sigue siendo un libro que adoro profundamente. La época de mi adolescencia no fue fácil. Hija de la dictadura me toco una adolescencia llena de ruido, incomunicación: íbamos a boliches donde no nos veíamos ni nos escuchábamos, alejados de la lectura y de la cultura y en medio de una sociedad que había hecho pedazos las redes sociales. La primera carrera universitaria que elegí para seguir después de la escuela secundaria fue Filosofía y Letras. Para ese momento creía que la universidad te enseñaba a escribir y fundamentalmente quería seguir esa carrera para ser escritora, entelequia que me diluyó algunos años después. Mis padres me dijeron “de qué vas a vivir” y entonces las opciones eran las carreras tradicionales. Elegí hacer Medicina, carrera que cursé hasta el tercer año, año en que lo que de literario tiene el estudio del cuerpo, se acabó para pasar al terreno de la praxis. Pero aún sabiendo que esa disciplina no era para mí, tenía que trabajar y una mujer de 20 años, con secundario y tercer año de una carrera universitaria no tiene muchas posibilidades de conseguir trabajo. Así que hice primero un curso corto, donde me reconocían casi todas las materias teóricas y me recibí de Instrumentadota Quirúrgica. Luego hice una especie de postgrado y me recibí de Perfusionista en Cirugía Cardíaca y Transplante, actividad que actualmente realizo. En este interín ya leía mucho y había comenzado a escribir. Conservo aún la pila de textos de los cuales no publiqué, ni publicaré jamás ninguno, pero para mí era un escape, un acceso al conocimiento y una liberación, pero de ninguna manera me había decido a ser escritora.

Cuando pude asentarme económicamente, con 28 años ya, me anoté en la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Ahora soy profesora y Licenciada en Letras. Claro que en la primera materia me di cuenta que la escritura y el estudio de las Letras son dos caminos que nunca se tocan, caminos que van por rieles diferentes y que a la hora de escribir tengo que trabajar para dejar a la profesora de lado y cuando enseño tengo que correr a la escritora.

Mi primer libro Escapada de la forma ausente lo publiqué mientras cursaba el primer año de la universidad y luego no pude escribir hasta que terminé la carrera. Recién en ese momento pude terminar Las ruinas, todavía inédito.

Respecto a la actividad literaria, actualmente integro la Cátedra de Literatura Española Moderna y Contemporánea en la UNLZ, soy investigadora activa en los proyectos: Epistemología de los Estudios Multitextuales y La relación de los Estudios Multitextuales con los Estudios Hispánicos dependientes de la Secretaría de Investigaciones de la UNLZ. He participado de varios encuentros y congresos nacionales e internacionales de Poesía y estudios Hispánicos. Organicé junto a un grupo de prestigiosos profesores del ámbito nacional e internacional el I Congreso Internacional de Literatura: Arte y Cultura en la globalización, el cual se realizó en la ciudad de Buenos Aires en octubre del 2006 y contó con el apoyo de la Dirección General de Libro y Promoción de la Lectura del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y con la participación de varias universidades nacionales, el Ministerio de Educación de la Nación y la Embajada de España. Integré la comisión organizadora del I y II Encuentro Internacional de poesía Lectura de Primavera 2005/2006. Actualmente dirijo, junto a Graciela Caprarulo La Bohemia Ediciones.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

Comencé a escribir muy tempranamente, casi como un juego. Luego el juego se transformó en desafío y finalmente en elección. Este pasaje me llevó muchos años de elaboración y de crecimiento personal e intelectual.

No sé bien por qué empecé a escribir, quizás como ejercicio catártico. Lo que sí sé es el momento en que decidí escribir. Para mí la escritura implica un profundo compromiso y una enorme responsabilidad. Coincido con el pensamiento de Jean Paul Sastre que un libro es una entrega a la humanidad. Uno escribe un libro, se prepara física, emocional e intelectualmente, la tarea en esa instancia es cuidar mucho ese material que va a entregar, corregirlo, pulirlo, probarlo. Cuando uno edita un libro materializa esa entrega, como autor ya no sabrá el destino de su obra, pero queda con la tranquilidad de haber hecho una entrega digna, cuántos libros hay en la historia de la literatura que se descubrieron 100 años después que fueron editados. Cuando publiqué Escapada yo ya había tomado esta decisión y en ella está implícita la responsabilidad y el enorme respeto que tengo por los tiempos de la escritura y de los silencios. Si no tengo nada que decir no me angustia pensar que pueden pasar 7 o 10 años sin publicar, simplemente no escribo y retomo cuando siento que relamente hay algo para decir.

¿Cómo definiría a su poesía?

De mi poesía no podría decir nada, sí puedo hablar de mi poética, que tal vez la definiría como nihilista con una norme influencia simbolista. Creo que hay una realidad que excede el plano fenomenológico del objeto, un rayo en lo invisible, como decía Olga Orozco. Mi poética siempre busca entrar, asomar en esa grieta y conocer, saber más para poder transmitirlo, ponerlo en palabras, condicionada por mi propio régimen de experiencia. Por eso mi trabajo poético se sostiene en el trabajo de la imagen y en la búsqueda. Creo que todo poeta tiene la obligación de conocer las herramientas con las que tiene que trabajar
y la libertad de probar siempre herramientas nuevas que permitan ajustar lo que se quiere decir, quizás esa sea la causa del cambio de ritmo que se observa en mis dos libros.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Los españoles del siglo XX casi todos. Olga Orozco, por supuesto, y ahora, en el último libro Irene Gruss y Godfried Benn.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Que me trascienda y deje una huella en la historia de la humanidad.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Es complicado, uno tiene e corazón puesto en cada uno de ellos. En principio no elegiría un solo poema sino una sección de Las ruinas “Sala de espera”. Ese libro está pensado como un largo, largísimo poema, pero esa sección fue la que más me costó encontrar y escribir, quizás por eso le tengo un cariño especial. De Escapada elijo “Remo contra ti conmigo a acuestas” por ser el primer poema que escribí con la responsabilidad de ser una escritora y muestra la angustia de los que están solos y buscan conocimiento sin señales ni señuelos, lo siento un hijo muy parecido a su madre y eso me gusta.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Mucho. El cambio, la incorporación de palabras, de ritmos diferentes están directamente relacionados con la adquisición de conocimiento, de nutrirse de lectura permanentemente poética y no poética. En los últimos tiempos estoy leyendo mucha filosofía y eso no sólo aumentó y modificó el vocabulario para la creación artística, sino que me consolida en mi búsqueda.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Un poco de las dos. Creo que algo de talento o don hay que tener, una sensibilidad hacia el arte especial. Pero que también la sensibilidad se educa y uno tiene que trabajar el intelecto para poder apreciar el arte, por ende, esto se transmite en la escritura. No estoy de acuerdo con las ideas de los noventa que democratizaron tanto el conocimiento que lo anularon. Uno puede nacer con talento, con sensibilidad pero no alcanza con eso, también hay que trabajar duro, conocer los recursos, desprejuiciarse, aceptar críticas, saber que un poema puede ir a para al tacho de la basura y sobre todo nutrirse. Cuando se elige este camino uno debe saber por qué y para qué se trabaja, elección que implica la responsabilidad de la entrega, que no es a un lector tal o cual, sino a la humanidad. La literatura está por encima de los egos personales, eso es el campo intelectual, la literatura y el arte son otra cosa, viven su vida, uno como autor debe cuidar que esas vidas no salgan sin brazo, sin una pierna o sin hígado y en el cuidado está el hacer, el trabajar.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Que lea las Cartas a un joven poeta de Rilke.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

En general veo una enorme atomización, lo cual tiene su lado positivo que es el muestreo o la difusión de la heterogeneidad de las formas de expresión, pero por otro lado este exceso, sin que nada pueda nuclearnos hace que todo se pierda y se esfume en el montón. Las industrias editoriales, entre las que incluyo mi editorial, sobrevivimos como podemos, cosa que a veces se hace muy difícil, no hay mercado o es muy escaso y todos seguimos sobreviviendo solos, a pesar de los intentos de hacer cosas conjuntas. Creo que es un medio con muchas miserias y vicios que tendríamos que cambiar. Que los poetas regalemos nuestros libros me parece una aberración por ejemplo.

En esta atomización no hay debate posible y creo que los intelectuales en algún momento vamos a tener que animarnos a hablar ,a volver a instalar la discusión ideológica para poder crecer y reconstruir las redes sociales que la dictadura destruyó. Nos falta mucho para eso, todos somos condescendientes con todos y en algún lugar la pura difusión nos perjudica. Las editoriales muchas veces funcionamos como imprentas, pero eso no lo dice nadie.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

El vientre convexo de Daniel Múxica (novela), La conversación (poesía), Bailarina privada, todas las novelas de Sandor Marai, Alessandro Baricco. Arnaldo Calveyra es otro autor que me encanta, algunos libros de César Aira, todos los libros de Juan Sasturain. Daniel Sorín, Ricardo Rojas Ayrala, Luis Tudesco, Irene Gruss, Graciela Caprarulo, Perla Rotzait, Susana Cella, Mirta Rosemberg, son autores que me gustan mucho.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Bueno más o menos lo puse en la pregunta sobre las industrias editoriales. Son lugares fantásticos para la difusión, pero no aportan nada en cuanto a un debate necesario en nuestra sociedad, diluidos en la atomización que termina siendo individual. Muchos de estos sitios, revistas, etc. son creados para autodifundir la obra de los directores y creadores de esos sitios y eso deja de estar bueno en cuanto a la multiplicidad y la heterogeneidad, las cuales dejan de tener sentido si se las vacía de contenido y cuando pregunta a qué se hace referencia con eso, nadie sabe qué responder.

Cada uno estos sitios responde a una visión de mundo que hay que reconocer y defender, porque siempre implica un recorte y el recorte, guste o no es ideológico.

Me molesta que no se tome postura, que en las entrevistas públicas los directores descarten la posibilidad de recorte y no se hagan cargo de los mismos, de lo que dicen en sus editoriales. Creo que estamos muy cerca de lo que nos vende la televisión: esa es la realidad y no hay edición, ni recorte alguno. Eso es una falacia y muchas veces me siento en medio de esa mentira que la construimos entre todos, porque todavía no nos animamos a hablar de verdad y con responsabilidad.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Agradecerte profundamente tu trabajo y tu gentileza para conmigo.

Gabriela Pais

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