Monday, January 29, 2007

Entrevista a ISABEL KRISCH


¿Qué es para usted la poesía?

La poesía es para mí una necesidad. Una búsqueda constante. El recurso para poder escarbar en el inconsciente y el permiso para transformar los hechos, los pensamientos, los recuerdos, los sentimientos en metáfora.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Estudié Letras en la Universidad del Salvador cuando era muy jovencita. Después hice el Profesorado de Geografía y me recibí en el Instituto Nacional Superior del Profesorado “Joaquín V. Gónzalez” y, años más tarde, estudié y obtuve el título de Correctora Literaria en la Universidad de Belgrano. Trabajé de docente muchos años. De correctora trabajo desde el año 2000. Y, en estos momentos, mi labor de escritora de biografías es lo que realizo con más interés y devoción.

Poder escribir la historia de los otros es también “conocer al otro”, ser su interlocutor e intérprete y, muchas veces, su terapeuta. Es por tanto, relacionarse con la profundidad del ser. Las personas mayores no suelen ser escuchadas en el ambiente familiar y representan un bagaje enorme de experiencias. Sólo hay que saber oírlos e interpretarlos. Es un trabajo, sí, pero una fuente inagotable de aprendizaje.

Tengo tres libros de poesía editados: “Cruzar el Lodazal”, “Que se rompa el amarillo” y “Entre la roca y el aire”. Los dos primeros en la Editorial Libros de Tierra Firme y, el último, en Nuevohacer Grupo Editor Latinoamericano. Dos más en preparación; uno, sin título aún, de pintura y poesía en conjunto con una amiga muy querida, la artista plástica Elbia Sander, que es chaqueña y, mientras su pintura acomoda el pincel a lo simbólico de lo autóctono, mi poesía trata de acompañarla en el tono de lo ancestral de la tierra. Y un segundo poemario cuyo título es, hasta ahora, “La pérdida”, que cuenta los conflictos existenciales personales, del entorno y de la sociedad.

Finalmente, en narrativa, está editada ya, la primera de las biografías: “Vía Garibaldi 25. Camerano”, sobre la vida de don Antonio Rabini, inmigrante italiano y poderoso industrial. Trabajo en la corrección final de la segunda.

Me he presentado en pocos concursos literarios y obtuve tres menciones.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿Por qué?

Escribí desde muy chica. Mis secretos siempre tenían que ver con la palabra escrita y estaban todos en cuadernos que escondía en lugares que yo creía que nadie podía encontrar: debajo del último cajón de mi placard, debajo de la cama o detrás de los libros “gordos” de la biblioteca. No sé si alguien alguna vez encontró algo, pero estoy segura de que a nadie le interesaba mucho lo que escribía, ya que en mi casa nadie escribió jamás. No lo entendían.

Además, siempre leía y leía, todo lo que llegaba a mis manos. Y me imaginaba escribiendo libros como aquéllos de los autores que devoraba. Entrar en la Carrera de Letras fue únicamente para cumplir con aquel objetivo: “Ser escritora”. Pero, la vida y las circunstancias hicieron que me desviara hacia otra carrera que traté de ejercer por más de veintisiete años con absoluta altura y dignidad.

Como jamás abandoné la idea inicial, entré en el Taller Literario de Ana Guillot, recién en 1993, a quien conocí casualmente, y quien me estimuló y fue la promotora de que encontrara mi verdadero camino, que es éste que transito hoy.

¿Cómo definiría a su poesía?

Es una poesía visceral. Personal. De catarsis. Que me enseñó a ver lo mío en la poesía de los demás y lo de los demás en mis propias vivencias. Descubrí la universalidad de los sentimientos, aunque todos los comuniquemos de distintas maneras. Y es maravilloso observar cómo la expresión metaforizada abre caminos infinitos de entendimiento hacia los otros. Finalmente, la poesía me acompaña los últimos quince años, tiempo en el que la vida me planteó situaciones muy fuertes, duras, difíciles, de compromisos y de cargas pesadas y, sin duda, la convirtió para mí en una herramienta de sanación.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Alfonsina, Neruda, Federico García Lorca, José Asunción Silva, Pizarnik, Rubén Darío y muchos otros de los que pude captar, por ahí no toda la obra completa, pero sí la lectura de algunos de sus poemas metiéndose en mi naturaleza y queriendo quedarse conmigo.

Son aquellos versos que no olvido jamás (aunque no recuerde completo todo el poema). Por ejemplo: “Quisiera ser alta, soberbia, perfecta quisiera, como una romana para concordar…”, de la Storni; o “los ojos oceánicos” del querido Pablo; o del doliente Nocturno con “tu sombra, fina y lánguida, y mi sombra por los rayos de la luna proyectada…”, o “…y puesto que por momentos, el mal que te hirió se agrava, resurge indómita y brava y antes de hundirte cobarde, estalla en pedazos y arde, primero muerta que esclava…”. ¿Quién puede no rendirse a este Federico?

Pero mi amada, la que determinó, creo, mi propia poesía, fue la más grande: Olga Orozco… “Son los seres que fui los que me aguardan, los que llegan a mí como a la débil hiedra doliente y amarilla que sostiene el verano…”.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Sólo ser leída. Y que una sola persona pueda decir que detrás de esta palabra o escondido en aquel verso hubo una mujer…

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Tal vez (y pido perdón por ello, porque es uno de los primeros) Cruzar el lodazal, que da nombre al 1º poemario:

CRUZAR EL LODAZAL

Cruzar el lodazal

y cruzarlo

Sumergirse en el estero virgen

y hundir en el barro

el cuerpo

desgastar el viento

y sacudir las ansias

probar el fango

dejar brotar los sentidos

lo verdadero

y enterrar la vieja piel

la cansada piel

tan limpia

Cruzar el lodazal

¿Cruzarlo?

Segundo intento

Cruzar el lodazal

hacer el esfuerzo

recrear en la tierra mojada

un camino de horizonte

buscar la tierra compacta y firme

la solidez de la tierra

su solvencia

redimir el sino en humus

en humus revelado

Cruzar el lodazal

y cruzarlo

Último intento

Cruzar el lodazal

remover el estiércol

la resaca

los restos nauseabundos

de los otros

y los nuestros

las propias inmundicias

Cruzar el lodazal

y cruzarlo

Encontrar en la otra orilla

el aire puro

descubrir en las nuestras

otras manos

también limpias

otra cara despejada

otra piel

Cruzar el lodazal

Cruzarlo

(Es un poema muy superado, pero es que este lodazal y otros los he cruzado tantas veces….)

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Creo, definitivamente, que he cambiado mucho en qué digo y en cómo lo digo. De hecho, no soy la misma persona que cuando comencé a escribir con disciplina. Pero, espero que sean los otros, los entendidos, quienes juzguen lo que escribo, y con justicia y benevolencia lo critiquen.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Uno nace con una predisposición, con esa semilla dormidita que espera germinar algún día. La vida, las circunstancias nos permiten que despierte. Después, hay que trabajar el oficio de la escritura. Leer, leer mucho, ensayar, escribir y escribir siempre. No enamorarse de lo propio y atreverse a tirar aquello burdo, cotidiano, eso que no nos completa o aquellos lugares comunes. Corregir y corregir siempre. Procurar mejorar una palabra cien veces de ser necesario.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

No me atrevería a dar muchos consejos. Soy una mujer grande que ha transitado largos caminos hasta decidirse definitivamente por escribir. Y leo a jóvenes con talentos impresionantes. ¿Qué podría decirles yo?

Tal vez reafirmar lo que dije antes. Leer mucho. No creer que sólo las “musas” nos ayudarán. Que esto es fundamentalmente un oficio y es mejor que sea así, sino quizás algún día se acabe. Es un aprendizaje que se logra escribiendo. Y viviendo, claro, con la mayor intensidad posible. Ésa es la mayor riqueza.

Tirar tantos poemas como sean necesarios hasta encontrar el que diga aquello que sentimos de verdad y que acentúe lo que anhelamos decir. No tener miedo de romper hojas con “versos maravillosos”, puesto que todas las palabras ya fueron usadas antes por alguien. Corregir y corregirse. Considerar la opinión de los otros. No creer que lo nuestro es maravilloso. Nunca. Ser humildes. Probar las formas, sí, probar, jugar con el dibujo, con las palabras, pero priorizar el contenido. Y las sensaciones.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

No conozco tanto el mercado editorial. Sé que editar es caro. Que la poesía no vende o vende muy poco, pero de eso no sé a quien hacerle cargo. Me inclino por creer que el proceso de desculturización (de eso sí conozco), de “nivelar para abajo”, es un factotum importante para que los jóvenes lean muy poco o no lean nada. En los colegios se lee cada vez menos o ya no se lee a los clásicos, ¿quién va a leer, entonces, a las voces nuevas?

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc. ¿Cuáles recomendaría?

En poesía he leído y recomiendo “Solos y Solas” de Tamara Kamenszain y la antología “Relámpagos de lo Invisible” de Olga Orozco. En narrativa “El entenado” de Juan José Saer y “Biografía del Caribe”, Germán Arciniegas. En cuentos, los “Cuentos Completos” de Chéjov.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs, etc.?

Soy muy poco hábil todavía en estas técnicas del Internet, pero cuando encuentro alguna página tan interesante y prolija como la de Gustavo Tisocco, me “engancho” con la lectura, sobre todo si hay escritores a quienes conozco. Me da mucho placer. Y admiro a aquellos que saben usar esta herramienta maravillosa.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Sólo felicitar a Gustavo por su dedicación, por su constancia y agradecer su generosidad al difundir la palabra de otros que escribimos. Mi reconocimiento y mi amistad.

ISABEL KRISCH

3 Comments:

Blogger Unknown said...

MUY SIMPÁTICA Y SINCERA ENTREVISTA. Felicidades, Julia del Prado, desde el Perú

1/30/2007  
Anonymous Anonymous said...

Desde el Sur, Comodoro Rivadavia, te hago llegar estas líneas. Me encanta eso que dices que la poesía para tí es algo vital y explicas cómo has ido paso a paso a enraizarte con ella. Hermoso el contenido de tu blog. Y hay otra coincidiencia, hablando de poetas y poemas, tengo la suerte de haber leído a Gustavo Tisocco y ha nacido entre el poema a veces incomprensible de la vida y la poesía de Gustavo, una afinidad muy linda. Lo admiro porque te deja pansando luego de disfrutar la armonía de sus versos y lo admiro como se admira a ese amigo de quién vas descubriendo profundidades insondables que te hacen pensar "es real?, o es un ángel?"
Feliz de estar aquí, me despido.
Norma

9/22/2007  
Blogger Nido de caranchos said...

Hola, tengo entendido que ese poema se le atribuye falsamente a Lorca. No aparece en ninguna antología ni estudio acerca de su obra, ¿sabrías de dónde se pudo haber sacado eso?
Gracias

Emiliano
emiliasno@hotmail.com

9/19/2008  

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